Post patrocinado por Comeztier

Nada me gusta más que el olor del café recién hecho. Huele a hogar, a sobremesa tranquila, a charla de domingo. Nada como ese cafecito de después de comer que reconforta y te espabila. Pero, y porqué elegir, si podemos unir el postre con el café 😉
Así que te invito a preparar este flan de café, que es fácil y rápido. Además, no necesitas ingredientes raros ni técnicas complicadas. Solo un poco de cariño y buenos productos.
Este flan es perfecto para cuando tienes invitados y quieres quedar como una reina (o rey) sin pasar horas en la cocina. Lo haces el día antes, lo dejas en la nevera, y listo. Fresquito y con ese saborcito a café que nos encanta, sobre todo a los que no perdonamos el cortado.
Te cuento una curiosidad que aprendí en un curso de Scoolinary titulado “el mundo del flan: técnicas y postres”, impartido por Joanna Artieda, que los flanes no se baten. Solo se mezclan, ese es el truco para que nos quede esa textura compacta y sin agujeros, tan deliciosa. Aunque sé que hay a quien le gusta el flan con agujeros como si fuera un queso, todo es válido 😉

El café marca la diferencia
Pero no todos los cafés son iguales, y para que este flan de café salga con un sabor de esos que hacen cerrar los ojos de gusto, hay que elegir bien. Yo te recomiendo usar un café arábica (que es más suave y aromático que el robusta), y de tueste natural, como el café ECO de Comeztier, que es el que he usado en esta ocasión.
Si te gusta el café y lo tomas a diario, hay cosas básicas que debes saber, para que puedas disfrutarlo con conocimiento. Son estas:
El tueste del café
Hay diferentes grados de tueste, que pueden ir desde un tueste claro, medio, medio-oscuro y oscuro. El grado del tueste afectará al sabor que puede ir de suave a amargo, y también a la acidez. La elección del tipo de tueste depende mucho del gusto de cada persona.
También podrás ver en el etiquetado del paquete si es café natural, torrefacto o mezcla. El café natural es aquel que se tuesta sin ningún aditivo. El café torrefacto se tuesta con azúcar, lo que le da un color muy oscuro y un sabor mucho más amargo. El café de mezcla es el que combina ambos.
Variedad arábica vs robusta
Aunque existen más variedades de café, el mercado se ha centrado en el cultivo y la comercialización de estos dos tipos.
La variedad arábica es más escasa, más difícil de cultivar, se cultiva en zonas más altas, tiene menos cafeína y su sabor es más delicado.
La variedad robusta, es más fuerte, de ahí su nombre, resistente mejor a las plagas, tiene un cultivo mayoritario, contiene el doble de cafeína que el arábica y un sabor mucho más intenso.
Cuando hablamos de cafés de calidad, sin duda están elaborados con la variedad arábica. También suelen ser más caros, por lo que he comentado.
Molido o en grano
El café en grano, conserva todos sus aromas, y no hay nada como un café recién molido. Pero, necesitas un molinillo de café y molerlo, que es un trabajo añadido, y si eres de los que te levantas zombie por la mañana buscando café, pues esta no es tu opción. Yo soy de esas 😀
Y hasta aquí este pequeño resumen de los aspectos más esenciales sobre el café. A partir de ahora, fíjate en el etiquetado del producto, y así sabrás mejor lo que compras. Espero que te sirva de ayuda.
La verdad, es que me declaro fan incondicional de los flanes y postres cremosos en general. Si te encanta el café, no te pierdas este postre. O si prefieres un mousse, esta de gofio.
Y ahora sí, vamos con la receta.
Receta de flan de café
Flan de café
Ingredientes
- 5 huevos
- 1 bote de leche condensada de 370 g
- 370 ml de leche entera o semidesnatada
- 180 ml de café líquido
- 1 cucharadita de vainilla
Para el caramelo
- 150 g de azúcar blanca
- 50 g de agua
Elaboración paso a paso
- Primero prepara el café con el método que prefieras, cafetera italiana, de filtro etc. y reserva.
- Haz el caramelo: Pon el azúcar y el agua en un cazo a fuego fuerte, una vez empiece a hervir baja un poco el fuego y mueve ligeramente el caldero de vez en cuando, pero no remuevas con una cuchara. Deja al fuego hasta que coja un bonito color dorado*. Vierte con cuidado en un molde, extendiéndolo por el fondo y los laterales. Reserva.
- En un bol, añade los huevos, la leche condensada, la leche, el café y la vainilla y mezcla bien con un batidor de varillas. No es necesario batir, solo que quede bien mezclado.
- Vierte la mezcla en el molde caramelizado y ponle la tapa. Introduce el molde en la olla exprés*, añade agua hasta una altura de unos dos dedos aprox. cierra la olla y cocina durante 15 minutos, contados una vez empiece a salir el vapor fuerte.
- Pasado este tiempo, y una vez se haya enfriado la olla, saca el molde y comprueba que está bien cuajado, pinchando en el centro con un cuchillo, y déjalo enfriar*. Luego refrigera en la nevera un mínimo de 8 horas y desmolda dándole la vuelta*.
Notas
- Si no tienes olla exprés, puedes hacerlo igualmente al baño maría en cualquier otro recipiente, pero tardará mucho más tiempo, calcula 1 h y media aprox.
- Si no estuviera cuajado cuando lo pinches, puedes volver a ponerlo al fuego un poco más de tiempo.
- A la hora de desmoldarlo, hazlo sobre una fuente honda, ya que caerá todo el caramelo.
- Puedes servirlo acompañado de nata montada.