En un bol ponemos la harina integral, la harina de fuerza, la levadura desmenuzada, la sal y 75 g de la mezcla de cereales y semillas, (el resto lo reservamos para el rebozado) y mezclamos.
Añadimos el agua poco a poco, removiendo y terminamos de amasar con las manos sobre la encimera, hasta obtener una masa manejable. Ponemos de nuevo la masa hecha una bola en el bol y cubrimos con un paño, la dejamos reposar hasta que doble su volumen, aprox. 1 hora u hora y media.
Cuando la masa haya subido, la volcamos sobre la encimera previamente espolvoreada con un poco de harina y amasamos con las manos hasta formar una bola lisa, y dejamos reposar unos 5 min.
Cortamos porciones de 75-80 g de peso, para ello nos ayudamos de una pesa, si no tienes pesa, lo puedes hacer al ojo intentando que queden lo más parejas posibles.
Cogemos cada bola, la aplastamos con la mano, doblamos un tercio de la masa hacia dentro apretando con los dedos. Doblamos la otra mitad hacia dentro también apretando, y volvemos a doblar hacía el centro, uniendo los dos lados pellizcando la masa con los dedos a lo largo para unir las dos partes y los extremos. Cogemos el pan por los extremos y lo hacemos rodar sobre la encimera, como si estuvieras haciendo un rulo.
Una vez los tenemos todos formados, los pulverizamos con agua y los rebozamos con la mezcla de avena y semillas reservada y los vamos colocando, con la unión hacia abajo, en la bandeja del horno sobre papel de hornear.
Con un cuchillo afilado hacemos un corte profundo a la largo del panecillo, los cubrimos con un paño y dejamos que reposen de nuevo 1 hora y media, hasta que veamos que la masa creció de nuevo.
Precalentamos el horno a 250 ºC.
Ponemos los cubitos de hielo* en la base del horno e introducimos la bandeja con los panes. Bajamos la temperatura a 220ºC y horneamos unos 20 min.
Retiramos del horno y los colocamos sobre una rejilla para que se enfríen.