Si vas a usar la pimienta palmera, hay que quitarle las semillas e hidratarla en agua templada y luego extraer su carne raspando con un cuchillo. Si no tienes pimienta palmera y vas a usar una de cayena ignora este paso.
Lo primero es preparar el adobo para el conejo: En un mortero ponemos los ajos pelados, la sal, los cominos, el orégano y el tomillo y lo machacamos bien hasta obtener una pasta. Seguidamente añade el perejil picado y el pimentón y machaca un poco más. Añade entonces el aceite, el vinagre y el vino y mezcla bien.
Embadurna el conejo cortado en trozos con este adobo y déjalo macerando unas 10 horas o de un día para otro.
Al día siguiente, cuela el adobo y resérvalo y limpia el conejo de los restos de adobo. Pon el conejo en una bandeja de horno y reserva.
Preparamos el salmorejo: En un mortero majamos los dientes de ajos pelados, la sal, los cominos, el orégano y el tomillo hasta obtener una pasta, añade entonces el perejil picado, el pimentón y las vísceras fritas (esto es opcional, yo no lo hice, porque no me gustan las vísceras) y la carne de la pimienta palmera o la pimienta de cayena y machaca todo bien. Agrega el líquido del adobo reservado, pero no todo, reserva un poco para el asado. Mezcla bien y ponlo al fuego suave durante unos 15 minutos.
Mete el conejo en el horno a 200ºC unos 20 o 30 minutos hasta que esté listo (esto depende del tamaño del conejo), rociando de vez en cuando con el líquido del adobo reservado.
Un vez hecho el conejo, retira del horno y dispón los trozos en una fuente de servir, vierte los líquidos que quedan en la bandeja del horno sobre el salmorejo y caliéntalo todo junto.
Sirve el conejo con un poco de salmorejo y el resto en una salsera y acompañado de papas arrugadas o sancochadas.